jueves, 14 de junio de 2012

Día a día, recuerdo a recuerdo.

Nuestra vida se va formando y a veces ni siquiera nos damos cuenta. Sin embargo, si nos paramos a pensar un poco, vemos que somos lo que somos a causa de lo que hemos vivido. Momentos, detalles, palabras, personas, lugares. Pero al final, todo se convierte en recuerdos. Algunos de ellos siempre nos acompañarán, no importa cuánto tiempo pase. Otros son pasajeros y transitan a nuestro lado durante un tiempo, para luego marcharse y no volver nunca más. Y todos, a fin de cuentas, han formado o formarán parte de nuestro ser.

Y así transcurrimos. Vivimos intentando que cada día pueda convertirse en un bonito recuerdo que guardar, aunque lo cierto es que son pocos los días que quedan grabados a fuego como grandes recuerdos. En cualquier caso, no hay que desistir en el intento de vivir cada minuto como si fuera el último, no hay que perder nunca la esperanza, pase lo que pase. Y es que nunca se sabe qué inesperada situación puede convertirse en una imagen inolvidable para nuestro corazón.