miércoles, 15 de noviembre de 2017

Pasar página


A veces, cuando intentas pasar página, la página se te queda pegada al dedo y se arruga. Inesperado e indeseado contratiempo. Entonces pueden pasar dos cosas: que te pares un momento en ella otra vez para intentar alisarla, o que la termines de romper del todo. Lo que pase dependerá de qué tan intensas sean las ganas que tienes de seguir adelante. Dependerá de si las ganas de leer otra página son más fuertes que las que tienes de releer la anterior.  Porque quizás la anterior no la has leído lo suficientemente bien. O te has saltado partes fundamentales sin darte cuenta. Quieres ir rápido, pero sabes que en realidad deberías leer más despacio, buscando posibles detalles que se te habían escapado. Aunque tienes ganas de seguir leyendo, en el fondo sabes que tu lectura previa está incompleta. Y no hay nada peor que dejar cosas incompletas, colgando en el cielo de tus recuerdos. Quizás por eso al pasar la página algo se quiebra. Pareciera que es el libro el que te manda la señal, al dejar la página pegada a tu dedo, pero quizás eres tú el que lo hace inconscientemente. Porque quizás aún no es el momento. Porque sabes que falta algo por resolver. Y porque a veces para avanzar hacia el futuro, hace falta entender por completo nuestro pasado. 

K

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Errores


Cuando te equivocas, la mayoría de las veces no te das cuenta. La mayoría de las veces actúas por impulso, siguiendo los dictados de tu corazón. Crees que tu corazón tendrá la razón, que será imposible equivocarte si le haces caso a él. El problema es que en realidad el corazón no suele entender de razones, y no siempre el camino que nos hace escoger es el más adecuado. El problema también es que esto lo solemos entender mucho tiempo después.

Entonces llega un día en el que despiertas y lo ves claro. Sí, has cometido un error. Lo has hecho mal. Fatal. De repente tu yo del presente no entiende en qué demonios estaba pensando tu yo del pasado. Lo que en su día tenía toda la lógica del mundo, de repente ya no tiene ningún sentido. Y es ahí cuando vienen las consecuencias emocionales: tristeza, rabia, arrepentimiento... y quién sabe cuántos sentimientos más. Destaca entre todos la impotencia por no poder arreglarlo, y es que por desgracia, los errores más importantes no suelen tener marcha atrás. Maldita vida irreversible. Maldito tiempo que no puede volver atrás. Malditas oportunidades desperdiciadas.

A pesar de todo, no debemos olvidar que al final todo ocurre por una razón. Quizás los errores de hoy son los aciertos de mañana. Quizás los caminos que hoy parecen errados al final nos llevan a un destino correcto que todavía no conocemos. Y en cualquier caso, una cosa es segura: si sabemos reconocer los fallos que hemos cometido, será muy difícil que volvamos a cometerlos. De cada error siempre queda una lección. Así que aunque nos duelan, no debemos olvidar que en el fondo son nuestros propios errores los únicos capaces de hacernos crecer. 

K.




martes, 5 de septiembre de 2017

Siluetas

Siluetas que van y vienen, que fueron reales un día pero que hoy ya no existen. 
Recuerdos que fluyen, imágenes que aparecen para luego desvanecerse y no regresar jamás. 
Ecos que se escuchan a lo lejos, ecos de lo que fue, pero también de lo que quiso pero no pudo ser. 
Miradas fugaces, de esas que no duran ni un segundo, pero que perduran en la memoria para siempre. 
Sueños perdidos en el tiempo, en el espacio, creados aun sabiendo su dueño que su destino sería el olvido.
Personas que se van para no volver, personas que se quedan para no marcharse nunca más.
Y vida que continúa, a pesar de lo vivido, a pesar de lo perdido... o quizás a partir de ello. 


K.

domingo, 25 de junio de 2017

Amsterdam, Coldplay

Si tuviera que decir cuál es la música que da luz a mi vida, sin duda hablaría de la música de Coldplay. Los que me conocen lo saben. Quizás no todo el mundo pueda (o quiera) decir que un grupo de música marque su vida, pero yo sí. Algunos me tachan de loca, pero no me importa. No me importa porque los que lo dicen no entienden lo que esto significa. Coldplay forma parte de mí. Cada canción es un sentimiento, un recuerdo, un sueño. Y cada momento de debilidad o de felicidad, encuentra su reflejo en una de sus melodías. Así ha sido desde que escuché su primera canción y así será siempre, hasta el final de mis días.

Amsterdam es quizás una de sus mejores canciones. Su letra es desgarradora y derrocha desesperanza e impotencia, pero eso es lo que la hace tan especial...

Come on, oh my star is fading
and I swerve out of control.
If I, if I'd only waited...
I'd not be stuck here in this hole.

Come here, oh my star is fading
And I swerve out of control
And I swear I waited and waited
I've got to get out of this hole

But time is on your side,
it's on your side now.
Not pushing you down and all around
It's no cause for concern

Come on, oh my star is fading
and I see no chance of release,
and I know I'm dead on the surface
But I am screaming underneath

And time is on your side,
it's on your side now,
not pushing you down and all around
Oh, it's no cause for concern

Stuck on the end of this ball and chain
and I'm on my way back down again...
Stood on a bridge, tied to a noose,
sick to the stomach...
You can say what you mean
but it won't change a thing,
I'm sick of the secrets!

Stood on the edge,
tied to a noose
and you came along
and you cut me loose...

You came along and you cut me loose...




lunes, 29 de mayo de 2017

Luz


Fue la luz más brillante que jamás conocí. 
Brillaba tanto que prendía fuego.
Pero hoy ya no brilla igual. 
Se atenuó más que nunca. 
Quizás pronto se apague.

Pero aunque se apague, hay una cosa segura:
su recuerdo nunca se desvanecerá. 
Lo buscaré en las noches oscuras
porque al final, siempre será luz. 
Luz que ya no brilla, pero perdura.
Luz que ya no existe, pero es eterna.
Luz etérea de lo efímero y fugaz.
Luz inolvidable.
Luz.

K.

sábado, 22 de abril de 2017

Cosas que nunca cambian.


Por suerte o por desgracia, hay cosas que nunca cambian. No importa cuánto nos esforcemos en intentar cambiarlas. No importa que hayan perdido el sentido que tenían. No importa que sean cosas que antes quizás sí, pero que ahora ya no importan nada. Nada de eso importa. Porque lo cierto es que cuanto más queramos cambiarlas, más permanecerán tal y como están. Y lo más curioso es que en el fondo, y aunque nos cueste admitirlo, lo que en realidad queremos es que no cambien jamás.

Cosas de la vida. 

K.

domingo, 12 de febrero de 2017

Huidas.

A veces intentamos en vano huir de aquello que no hace más que perseguirnos. Y es que por mucho que nos empeñemos en conseguir lo contrario, hay personas, momentos, lugares... que parecen encadenados a nuestro destino. Quizás no están de la forma que más nos gustaría, pero ahí están. Ahí siguen. Cuando pensábamos que ya no formaban parte de nuestra vida, aparece algún tipo de señal o suceso para decirnos que todavía ese capítulo no está cerrado. Cuando más quisiéramos olvidar, más cosas aparecen en nuestra vida que nos hacen recordar. 

Un detalle.
Una canción.
Una palabra. 
Un encuentro inesperado. 
Una coincidencia.
Una historia.

Es otra prueba más de la existencia de ese destino que no me canso de mencionar. Destino caprichoso, destino traicionero. No siempre nos deja elegir. Nos arrebata cosas para luego devolverlas más adelante, o para dejarnos con la eterna duda de si algún día nos las devolverá. 

Pero bendita duda. 
Pero bendita espera.
Pero bendita vida.

K.


viernes, 3 de febrero de 2017

Ojalá.

               



Ojalá dejar ir un sueño fuera tan fácil como fabricarlo. 
Ojalá ser realista fuera tan fácil como vivir en la fantasía.
Ojalá olvidar fuera tan fácil como recordar.
Ojalá terminar fuera tan fácil como empezar.
Ojalá más inicios. Ojalá menos finales.
Ojalá.

K.



viernes, 6 de enero de 2017

El columpio

Encontré este fantástico corto español (merecido ganador de un Goya) de casualidad, como se encuentran casi todas las mejores cosas de la vida. Expresa con una facilidad pasmosa una situación tan real y tan habitual que es difícil que haya alguien que no se sienta identificado al verlo. Porque ¿a quién no le ha pasado? ¿Quién no ha vivido una historia de amor tan corta pero tan intensa que se queda grabada para siempre en su memoria? ¿Quién no ha tenido la sensación de conocer a su alma gemela sin casi haberle dirigido la palabra? ¿Quién no ha sentido la magia correr por cada uno de los poros de su cuerpo, sin necesidad de llevar a cabo el más mínimo contacto físico? 

Pues bien, todo eso y mucho más queda reflejado en El columpio (1992, Álvaro Fernández Armero), un sencillo pero emocionante homenaje a las más bellas y puras historias de amor, todas esas que están destinadas a desarrollarse únicamente en el mundo de los sueños.


Con lo fácil que sería dejar las cosas claras. "Hola, te he estado observando y creo que tienes una sonrisa maravillosa y un cuerpo estupendo. Me encantaría pasar esta noche contigo, y si todo sale bien no tendría inconveniente en amarte el resto de mi vida". Eso es lo fácil. Pero no, siempre ocurre lo contrario...

K.