jueves, 10 de noviembre de 2016

Caminos.


A veces vamos por la vida siguiendo un rumbo equivocado. Pasamos nuestro tiempo así, pensando que ese camino es el correcto, gastando y gastando horas en llegar a un destino que aunque es incierto, se nos antoja adecuado.  Hasta que de repente algo ocurre. Una palabra, o un silencio. Una visión, o un recuerdo olvidado. Un acontecimiento, o quizás un no-acontecimiento. Cualquier detalle. No se sabe bien cómo ni por qué, pero de repente llega un día en el que despertamos. Y nos damos cuenta de que no. De que estábamos totalmente equivocados, y de que el único error ahora sería no abandonar ese camino por el que tantas veces hemos transitado. 

Llegados a este punto, lo que más duele es pensar en todo ese tiempo que hemos desperdiciado, arrojándolo por un precipicio del que no volverá jamás. Pero no importa, porque mejor tarde que nunca y porque nunca es tarde para volver a empezar. Lo importante a partir de ahora es no derramar más horas por la borda. Encontrar nuevos senderos, más luminosos y más definidos. Y aprender que si queremos quemar un poco de nuestro tiempo, que al menos sea en algo que sepamos a ciencia cierta que valdrá la pena.
K.

No hay comentarios:

Publicar un comentario