martes, 16 de agosto de 2011

Ella.

Y de repente se ve así, sola. Rodeada de un mundo que gira del mismo modo que lo ha hecho siempre. Pero esta vez ella no está a bordo. Hace tiempo que dejó de estarlo. Ya no sabe sentir ilusión por nada. Por todo. Los días se confunden con las noches y ni siquiera la luz del Sol o el brillo de la Luna son suficientes para arrebatarla esa pesadumbre, para hacerla vivir de nuevo.

En cualquier caso, le consuela saber que hay un mañana. Quizás momentos mejores. Sí, dicen que al final todo pasa, que todo llega y que solo es cuestión de tiempo. Sin embargo, tras afirmarse esto, al instante sabe que no es del todo cierto. Si no se disfruta del presente difícilmente se puede esperar con ánimo el futuro. Aunque tal vez en esta ocasión esperar sí sea la solución que ella necesita. Esperar un nuevo día, un nuevo amanecer. Esperar nuevas emociones, nuevos horizontes y por qué no, también una nueva vida. Y mientras tanto, probar a sentir. A vivir. Al fin y al cabo eso tampoco puede ser tan difícil.

1 comentario:

  1. Cada mañana siempre sale el sol en la búsqueda de ese mundo mejor.
    Un beso.

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