miércoles, 15 de noviembre de 2017

Pasar página


A veces, cuando intentas pasar página, la página se te queda pegada al dedo y se arruga. Inesperado e indeseado contratiempo. Entonces pueden pasar dos cosas: que te pares un momento en ella otra vez para intentar alisarla, o que la termines de romper del todo. Lo que pase dependerá de qué tan intensas sean las ganas que tienes de seguir adelante. Dependerá de si las ganas de leer otra página son más fuertes que las que tienes de releer la anterior.  Porque quizás la anterior no la has leído lo suficientemente bien. O te has saltado partes fundamentales sin darte cuenta. Quieres ir rápido, pero sabes que en realidad deberías leer más despacio, buscando posibles detalles que se te habían escapado. Aunque tienes ganas de seguir leyendo, en el fondo sabes que tu lectura previa está incompleta. Y no hay nada peor que dejar cosas incompletas, colgando en el cielo de tus recuerdos. Quizás por eso al pasar la página algo se quiebra. Pareciera que es el libro el que te manda la señal, al dejar la página pegada a tu dedo, pero quizás eres tú el que lo hace inconscientemente. Porque quizás aún no es el momento. Porque sabes que falta algo por resolver. Y porque a veces para avanzar hacia el futuro, hace falta entender por completo nuestro pasado. 

K

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